Womad Las Palmas de Gran Canaria 2009
Womad Las Palmas de Gran Canaria 2009
Parque de Santa Catalina
Del 12 al 15 de Noviembre.
Piso suelo canario a las 13:45. Lo primero que meto en la mochila es, como no, la chaqueta que tanto bien me ha hecho en el aeropuerto de Girona.
Andrés viene a recogerme, y pienso que este amigo es la personificación del calor, del verano. Almuerzo gratamente acompañado, me instalo, recojo acreditación, y me planto en el Parque de Santa Catalina con media hora de antelación. He traído conmigo el velocísimo paso barcelonés. El abajo firmante recapacita, se sienta en una terraza, pide un ron Arehucas Oro con cola, se relaja y abre su mente. Calma muchacho, calma. Ahora ya sí. Suavecito dejo tres euros y medio sobre la mesa, suavecito me levanto, y suavecito encamino mis pasos frente al escenario principal. Siete en punto de la tarde. Dios salve la puntualidad británica. Los Spiro sobre el escenario. El cuarteto inglés abre fuego con su “neo-folk”, presentando su nuevo disco Lightbox (Real World, 2009). Canciones populares del Reino Unido y composiciones propias, todas ellas llevadas a su terreno. Estructuras melódicas y rítmicas cíclicas, perfectamente cuadradas y ejecutadas. Si bien encontramos este tipo de “bucles” en muchas de las músicas del norte (como sucede en la tradición musical celta), lo que sorprende es la precisión absoluta, sin espacio posible a la improvisación. Spiro obtiene así, una contundencia sonora repleta a su vez de detalles. No olvidemos que hablamos de la guitarra acústica de John Hunt, el violín de Jane Harbour, el acordeón de Jason Sparkes y la mandolina de Alex Vann. Resultado: concurrencia practicando el baile tradicional y, os lo puedo asegurar, dos “discotequeros” aullando y brincando espontáneamente ante el subidón del “loop” (sorpresas del Womad canario). Horita clavada y me dirijo hacia el escenario Guaga, donde Vieux Farka Toure, en formato trío (guitarra eléctrica, acústica y percusión), ofrece un taller en el que nos hace viajar por todos los diferentes estilos musicales de Mali. Empiezan a aparecer amigos por todos lados, al mismo tiempo en que Vieux se desboca, saltando de un ritmo a otro. Parece haber olvidado que actuará en breve sobre el escenario de Santa Catalina. Músico de médula, aseguraría que no hubiera parado de tocar hasta su actuación. Luego os cuento. Tras los correspondientes abrazos y besos, procedentes de toda España y parte del extranjero, volvemos al escenario Santa Catalina para disfrutar de Manel. La cosa ya tiene color. Son las 20:45, y los de Barcelona tienen frente por frente a un numeroso respetable. Debido a la importancia argumental de los temas de Els Millors Professors Europeus (Discmedi, 2008), Guillem Gisbert explica cada canción antes de interpretarla. Embobado, no me doy cuenta de dicha necesidad hasta pasado un tiempo considerable (para ser sincero, fui consciente al día siguiente). Un tanto preocupado por la acogida de la propuesta, quizás la de menos espíritu bailongo de la noche, reconocer que el público responde, atentamente embelesado ante los cotidianos y candorosos relatos del cuarteto. Tras Manel, el siguiente en subirse al escenario, fue el ya mentado unas líneas más arriba. Vieux Farka Toure, que reitero, parecía no haber dejado de tocar la guitarra desde el taller realizado unas horas antes. Primera impresión. Cómo un grupo de cinco músicos llena un escenario, al igual que lo hace una macro banda de 15. Presencial y musicalmente. Percusión, dos guitarras, bajo y batería. Formación sencilla, cien por cien efectiva. Vieux ya anda solo, con un pie en la semilla y el otro en el fruto. En Fondo (Six Degrees, 2009), su segundo e último trabajo, se mueve como pez en el agua entre dos orillas. El origen, África, y las costas de la diáspora, en las que surgió el Blues, el Rhythm and Blues, el Rock, el Soul, el Funk, el Reggae, el Dub…, lo que acostumbramos a llamar músicas negras, olvidando, habitualmente, el punto de partida de estas. Si su padre Alí nos mostró lo evidente, el hijo lo hace patente. La guitarra de Vieux interpreta las músicas de Mali en un cante de ida y vuelta, tan antiguo, tan actual, como las olas que han golpeado y golpean ambas orillas a lo largo de nuestra existencia. Increíble sección rítmica, con el bajo de Mamadou Sidibé y la batería de Tim Keiper (¿Un blanco de Philadelphia entre malienses?), sobre las que se asentaban las guitarras de Vieux y Aly Magassa. Público entregado, sensibilizado ante su propio viaje de ida y vuelta. El que une las costas españolas, y especialmente las canarias, con las de Cuba. Tras Vieux, subía al escenario nuestro “primo hermano” Elíades Ochoa. Las calles de Santiago, las calles de Las Palmas. Un mismo océano. Un mismo idioma, una misma melodía al platicar. El son de Oriente, el sombrero de guajiro. Hora de concierto que se quedó corta ante la tromba de clásicos: El carretero, El cuarto de Tula, Píntate los labios María, Estoy como nunca… Sonido perfecto. La incorporación en su día de vientos y piano, acaba de endulzar la sencillez del son santiaguero, acercándolo a la musicalidad habanera. Encontré a faltar, sin embargo, más bailoteo popular. El sudor, en mi caso, borró la tinta de la acreditación. Corto, muy corto. A la 1:00 de la noche, y con el cuerpo ya prendido, vuelta al escenario Guagua, donde los locales Sr. Natilla, hicieron lo que quisieron con nosotros. Una hora de baile continuo a través de versiones disco de ayer y hoy, ejecutadas a la perfección. Recogida y cierre. Viernes 13. Se va al garete la tradición anglosajona. Brilla el sol, la gente se está bañando. No hay tiburones jurásicos devorando surfistas, ni psicópatas motosierra en ristre en la playa de Las Canteras. Mientras me dirijo a la rueda de prensa, tan sólo me cruzo con Elíades Ochoa, que pasea tranquilamente junto al mar. Charlamos con Chiwoniso sobre la importancia de sus letras, con Laura Vane de la formación “vía Internet” de su sólida banda, y con Mauro Refosco, Davi Vieira y Guilherme Monteiro, componentes de Forro in the Dark, sobre David Byrne, la movida de New York, Bebel Gilberto… Tras unas cañas, delicioso queso frito, un recomendado rancho canario y una extensa sobremesa repleta de añoradas conversaciones, un nutrido grupo variopinto, en el que me incluyo, asienta sus reales frente al escenario Boulevard. En él, desde Zimbawe, la imponente delicadeza de la voz de Chiwoniso nos deja en estado contemplativo. Sola en el escenario, con su mbira en el regazo (ese instrumento compuesto por unas lengüetas metálicas pulsadas en el interior de una calabaza que actúa como caja de resonancia), se adueña instantáneamente de la atención del público. Cala su mensaje, se extiende su sensibilidad. El especial sonido de la mbira acuna una voz que nos habla de dolores comunes, injusticias evidentes, luchas diarias y optimismo. De repente, tengo el llamado efecto “King Crimson”. ¿Chiwoniso y sonido cuadrafónico? Unos metros tras de mí, a la derecha, los componentes de Siyaya, también de Zimbawe, ejecutan unos coros perfectos. No pretenden en absoluto acallar la voz de su compatriota. El punto justo. Piel de gallina. Un par de temas, y Chiwoniso se hace acompañar por dos mbiras más, con lo que sus 45 respectivos minutos son completamente acústicos. Lástima no poder disfrutar en directo del formato de su último álbum, Rebel Woman (Cumbancha, 2008), donde se evidencian las influencias del Rock, el Soul o el Reggae. Que nos quiten lo “bailao”. Se nota que ha empezado el fin de semana. Cuesta un poco más llegar al escenario de Santa Catalina, donde Depedro ya están tocando. Comodidad absoluta sobre las tablas y muchas sonrisas. El público coreando “… sólo contigo, sólo soy feliz si yo te miro, basta tu aliento para que me sienta como el viento…”, “… ay Miguelito, quédate un ratito…” o Don´t Leave Me Now. El aire fronterizo de la meseta, el vigor de la trompeta de Raúl Marques, la contundencia del bajo de David González, la precisión jazzística de Borja Barrueta a las baquetas. Y como no, la cálida voz de Jairo Zavala junto a su fértil guitarra. Acabamos meneando el bote con Comanche. Y vuelta al Boulevard, donde los lanzaroteños Oscartienealas, han demostrado su poder de convocatoria. Desconocidos por este ignorante cronista, reconociendo que no son de mi estilo, cabe afirmar la potencia e intensidad de su directo. Letras inteligentemente ácidas para un pop tan enérgico que, en ocasiones, puede alcanzar la electrónica, sin mediar en ello, laptops, cajas de ritmos u otros cachivaches digitales. Tremendo final, con un público cargado de la electricidad estática. Ahora, todos los alrededores del Boulevard, son un hervidero de gente, y el final del concierto de Oscartienealas implica un ejercicio de autocontrol mental. Evitar el ansia por llegar cuanto antes a Santa Catalina. Objetivo: Laura Vane and The Vipertones. Especial interés por mi parte, surgido por sensaciones extra musicales que paso a explicaros. Tanto en fotografías de promo como en la portada de su álbum de debut, No Words (Unique/Nuevos Medios, 2009), la frontgirl Laura luce la imagen estándar: look potente, sensual y provocador del Deep Funk o el Soul actuales. Sin embargo, en la rueda de prensa matinal, me encuentro con una delicada, suave, educada, angelical e incluso inocente mujer británica, que habla, con sonrisa infantil y profunda ilusión, sobre su música. Luego, al coincidir en la Playa de las Canteras, me viene a la mente la definición exacta. Sin acreditación, una turista inglesa más. Pues bien, por experiencias personales, siempre creo que el que menos llama la atención fuera de un escenario, es el que acaba dando más encima de él. El subirse a las tablas como liberación. Y no me equivoqué. Con una banda de lujo procedente del Reino Unido y de Holanda, en la que se encuentran Phil Martin y Ton Van der Kalk, ambos procedentes de la escena funk (Randy´s Boggie Squad, The Dr. Soul Experience, The Soul Snatchers) e incluso el Afrobeat (Afro Influenced Funk Federation), Rob Geobers, defensor a ultranza de los sonidos del Hammond, o el productor-deejay-remixer y aglutinador de todo el proyecto, el señor Jonathan Radford, alias Diesler. El resultado es un Soul flexible, dinámico hasta el Funk, rozando en ocasiones el clasicismo de Detroit, y en el que Laura Vane sorprende con fuerza y naturalidad. Sí señores y señoras. Se crece en el escenario. Una curiosidad para acabar. De repente, en los últimos bises, vuelve a surgir la delicadeza y la inocencia. Laura saca su cámara y pide a unos miles de personas que sonriamos. La foto, dice, es para su “mamy”. Como en el juego de ping pong, salgo disparado en mate hacia el Boulevard. Allí, uno de los descubrimientos destacables en el Womad Las Palmas 2009. Forro in the Dark. Procedentes de New York, pero todos ellos brasileños, los tres componentes presentes en rueda de prensa, aseguraban baile y diversión. El Forró es un género del nordeste del Brasil, que aúna diversos estilos caracterizados por el aspecto bailable y festivo. Con los ya mentados, Mauro Refusco a la zabumba, Davi Vieira en infinidad de percusiones y Guilherme Monteiro a la guitarra, se completa Forro in the Dark con Jorge Continentino al pífano, la flauta y el saxo. Todos ellos de pie, en boca de escenario, reforzando aún más la proximidad de su estilo al público. Una estructura musical claramente orgánica, como casi todo lo brasileño, buenamente enriquecido con toques de Jazz, Funk, Rock e incluso, Swing y Country. No hay como un brasileño, o un gitano, en el proceso musical de hacer suyo, de fundir en uno, los diferentes géneros musicales vividos. Mi única crítica negativa, la débil sonorización de las voces, perdiéndose así, los aspectos melódicos de Light the Candle (Nat. Geo Music, 2009), su último trabajo. Y a continuación, la leyenda. Tinariwen. El Parque de Santa Catalina se llena de banderas amazighs, ante el asombro de muchos. Existe consciencia en las islas en cuanto al tema, puesto que los guanches formaban parte de estos pobladores del norte de África, previos a la incursión árabe. Los Tuaregs pertenecen a esta gran comunidad, y Tinariwen se han convertido en un referente más allá de lo musical. Pioneros en defender, a través de la música, una forma de vida que es un paisaje. Ténéré. Amassakoul´n´Ténéré. Desierto. Viajero del Desierto. El sonido de las guitarras y la poesía en la voz de Ibrahim Ag Alhabib, inundan de arena Santa Catalina. Olvídense de bluses, de rock revolucionario desde el Sahara, u otras posibles místicas definiciones, porque esto nos supera. Callar, escuchar y sentir. Al tercer tema, la acometida de corriente de iluminación salta. Todo el escenario a oscuras, con el correspondiente ajetreo del equipo técnico y organizativo. La banda ni se inmuta. Siguen tocando sin pizca de asombro. Estos mismos tipos se vieron obligados a cambiar sus guitarras por fusiles desde 1990 a 1992, en el caso de Mali, y hasta 1995 contra el gobierno de Níger. Cómo va a sorprenderles tocar a oscuras. Sonrío y pienso que es mejor así. Ténéré, Ténéré. ¿Cómodos en cuanto los sacan de su desierto? Sinceramente, no lo creo. Dichosos aquél que pueda verlos allí, donde todo cobra sentido. Sábado 14, 10:30 de la mañana. ¿Qué tendrá de especial el café en Canarias? Buenísimo en cualquier bar de Las Palmas. Treinta grados. Superadas las predicciones de mi previa (26º de máxima). Encuentro con Imelda May, Jairo Zavala de Depedro, Marcio Local, Jair Ramírez de Pumuky, Gary Lucas y Najma Akhtar. Ante la pregunta de si el Womad puede considerarse el lugar apropiado para todas las propuestas del día, unanimidad absoluta. El tinerfeño Jair Ramírez, asiduo entre el público del festival, da en el clavo: “La gente viene a descubrir lo diferente”, y remarca la importancia del factor sorpresa, del impacto. Imelda May es más directa y práctica: “El Womad es una muestra de la diversidad musical. Un buen lugar para ofrecer todas las propuestas”. La irlandesa comenta también algo fundamental: “No hago música para que le guste al público, sino la música que me gusta a mí”. Sin ese detalle, poco se puede ofrecer. Gary Lucas nos dejó otra frase lapidaria: “Mi trabajo como músico, es colaborar con otros músicos.” Jairo Zavala comenta contento el concierto del día anterior, y se plantea, entre risas, una posible colaboración futura con Marcio Local ante la coincidencia de influencias. Y es que Depedro en Comanche, versiona a Jorge Ben. Recogemos a una amiga en la playa. Unas cañas. Más conversaciones musicales, y caluroso paseo hasta La Puntilla, donde nos deleitamos con Sancocho, papas arrugás, calamares, ensalada con aguacates, mousse de higo…. y tremenda compañía. Absolutamente fantástico. El ritmo, agitado desde el jueves, pasa factura. Salto alterado de la siesta al escenario Boulevard. Pumuky defiende allí, un universo personal, espeso, complejo. Coincido con Jair Ramírez en lo referente al factor sorpresa y el descubrimiento de lo diferente. Lo que no tengo tan claro es que un sábado, ante un público extremadamente diverso y en un festival gratuito, la acogida de una propuesta tan intimista sea calurosa. Tras ellos, Najma Akhtar y Gary Lucas. Ella, reconocida por la renovación en la música tradicional india a través del Jazz. Él, por su militancia en el mítico Captain Brafhart y ser una de las guitarras más inquietas de los últimos 30 años. Nos presentaban en Las Palmas, el que fue disco de la semana en esta santa publicación, allá por el mes de Julio pasado, Rishte (World Village/Harmonía Mundi, 2009). Una fusión de blues con los raggas y cadencias rítmicas indias. Encuentro el concierto frío, falto de un elemento común de unión. Tanto Najma como Gary parecen seguir caminos independientes que, en ocasiones, convergen. Un tanto decepcionado por el transcurso de la velada, parto hacia el escenario Guagua. Nuevo descubrimiento agradable y remarcable. Bibi Tanga and The Selenites. Últimamente el sector “francés” no para de darme buenas sorpresas. Recientemente, comentando una reedición del Kalashnik Love de Speed Caravan, me he atrevido a escribir: “¿Un paso más en la fusión? ¿Quizás la desaparición de este concepto en la música? Pues bien, aunque de estilos completamente diferentes, la forma es coincidente. Lo que suena, te suena. Sabes perfectamente que hay Jazz, Funk, Afrobeat, Soul, Rhythm´n´Blues… pero el batido, además de bueno, sabe a nuevo. Claramente bailable, profundamente groovy. Me inclino a definirlo como una elegante nueva visión funkiana. Podéis comprobarlo en su Lp Dunya (Nat. Geo Music, 2009). Y a Los Mares de China (El volcán Música, 2008), de la mano de Toni Zenet. Tremendo. Bárbaro lo que el malagueño nos ofreció en el escenario Boulevard a las diez de la noche. Una lección de arte y de seducción. El público metido de lleno en el concierto. Banda de categoría, que navega en empopada por mares siempre cálidos, bajo las órdenes de un imparable capitán. Zenet por todos lados. Se sube a la mayor, zozobra a estribor, se hunde en la bodega, salta del puente a popa… del Jazz al Swing o la Soleá, de Málaga a New Orleáns, y todos nosotros detrás. Engancha. Para quitarse el sombrero. Dos de cuatro. Vamos para bingo. Brasil nunca falla. Marcio Local, con disco calentito, Says Don Day Don Dree Don (Luaka Bop, 2009), en Santa Catalina. Que se note que es sábado y Las Palmas quiere baile. Ahí está el carioca, dejando al personal sin aire. Justo lo que todo el mundo quería. La Samba se enriqueció en los 60 con otras músicas negras procedentes del norte. En ciudades como Sao Paulo, se inició un proceso de brasilización del Soul, el Funk o R&B. Marcio, en este último álbum, homenajea a todos aquellos artistas que aunaron musicalidades: Jorge Ben, Gilberto Gil, Wilson Simonal…El cuerpo, gratamente agitado, se encamina ahora hacia otras latitudes, que no otros derroteros. Desde Irlanda, la imponente Imelda May nos demuestra que el Rock´n´Roll, el Rockabilly, el Swing o el Blues siguen aquí. Vivitos y coleando. El Boulevard hasta la bandera, imposible menear el culo y, mucho menos, voltear a tu pareja. La señora May no es disco de platino en su isla esmeralda natal sin razón. Toda la vida enganchada a Elvis, Buddy Holly, Gane Vincent…., años metida en el circuito Rockabilly o tocando en los clubs de burlesque, confirman que no se trata de un producto comercial. En el escenario, todo ello queda patente. Autenticidad y conexión. Nada de divismos. Supo aprovechar bien el tiempo de que dispuso, ofreciendo su repertorio potente. De 0 a 100 en temazos como Johnny Got a Boom Boom, su versión del Rollin´and Tomblin´, Smotherin´Me, It´s Your Voodoo Working, Watcha Gonna Do o Love Tatto, que da título a su disco, editado por el prestigioso sello Verve, el pasado 2008. Hora y media en que sólo bajaba el tempo para el Swing, y en que desgraciadamente, no nos acabó de mostrar su voz de terciopelo en el low tempo jazzístico de Meet you at the Moon, Falling in Love With You Again o Knock 123. Inteligente. Muy inteligente. Es sábado y queremos rocanrolear. Perfectos Al Gare al bajo, slapeando al estilo de la vieja escuela, Steve Rushton en la batería, Darle Highan a la guitarra y Dave Priseman en las percusiones y la fabulosa trompeta. Para acabar, la señora May pone el broche de oro con una formidable versión del Tainted Love de Gloria Jones. Saco el peine, retoco mi pelo y me subo el nudo de la corbata. En el escenario Santa Catalina, la guinda de la noche. El maestro Roy Ayers, virtuoso del vibráfono, veterano del Jazz, el R&B, el Funk, la música disco, el sello Atlantic, colaborador con Fela, fusionador junto a Gurú del Jazz y el Hip–hop… ¡todo un historial! Concierto de nivel, con una banda de cotas técnicas difícil de alcanzar. Al más puro estilo estadounidense. Sonaron clásico como Everybody Loves the Sunshine, Evolution, Can´t You See Me o Love Will Bring us Together. Un repaso a la extensa carrera de Ayers, que acabó rememorando el disco Music of Many Colours, realizado con Fela Anikulapo Kuty. Domingo 15. Último día. Se mezclan en el cuerpo el sabor amargo del fin, con el dulzor de lo que está por llegar. De momento, Justin Adams y Juldeh Camara presentándonos su Tell no Lies (Real World, 2009). Vuelta a las raíces profundas del Rock y el Blues. Vuelta al alma mater, al sector duro, a la madre del cordero, a las grabaciones en pizarra de Robert Johnson, a las guitarras del sello Chess Records, Bo Diddley, Muddy Waters… Desde Gambia, el maestro del riti, Juldeh Camara, con su instrumento monocorde. Sí señor, una especie de violín con una única cuerda. Desde el Reino Unido, Justin Adams, la persona más omnipresente en todos los Womads del planeta. Guitarrista en mil bandas, acompaña hoy en día a Robert Plant o Jah Wobble, y es uno de los productores más culo inquieto. Faltó a las percusiones el señor Salah Dawson Miller, y eso sin duda, se notó. Sin embargo, sorprende como engranan los mecanismos. Como el riti de Camara desnuda la guitarra de Adams, mostrando lo básico, lo fundamental de ese nexo blusístico con África. Ése es, creo yo, el paso más allá que han dado respecto a su laureado Soul Science (Real World, 2007). A continuación, visito el escenario Guagua, donde Radio 3 emite en directo Sonideros. El señor Floro ha tenido que hacerse cargo de una extensa sesión. Sé que hace unas horas ha aterrizado en Madrid procedente de Senegal. Avión de nuevo y a Las Palmas. En sus manos un enorme público bailongo. Realmente para quitarse el sombrero. A las 22:15 estoy frente al escenario Santa Catalina, donde Daniel Melingo va a ofrecernos su personalísimo Tango. Directo no recomendado para clasistas, técnicos de sonido excesivamente pulcros, y amantes de las buenas formas escénicas en general. Brutalmente canalla. Estilosamente grotesco. Arrasadoramente interpretativo. Gratamente incómodo… Daniel se adueña con su presencia y su voz del escenario. Y aunque podamos ahogarnos, perdernos ante tal invasión, no debemos olvidar que Melingo nos está sirviendo su Maldito Tango (Random Records SRL, 2007). Músicos estupendos, Los Ramones Del Tango, que ponen banda sonora a una autenticidad que se arrastra por las tablas. Tras una amplia sonrisa debida a los desvaríos cocainómanos del último héroe bonaerense interpretado por Daniel, nos preparamos para el fin de fiesta. Van apareciendo cervezas Tropical, a la par que el ritmo de abrazos se acrecienta. La banda ya está sobre el escenario. Es normal que la diva se haga un poco de rogar. La imponente Oumou Sangare aparece para presentarnos Seya (World Circuit, 2009). Un concierto de hora y cuarto repleto de ese Wassolou regenerado por Oumou y de sus concienciadas letras. Aún así, por lo que a mí respecta, encontré la actuación falta de ritmo. Tal vez la limitación horaria estructura en demasía un concierto en que la comunicación con el público, requiere de su tiempo. O que siempre me sucede lo mismo al final del Womad canario. ¿Ganas de más? Concluyo al fin, esta extensa crónica que me ha llevado casi un mes escribir. Pido perdón a todo lector capaz de llegar a estas alturas del relato. Si llego a tener poderes adivinatorios, les aseguro que me quedo una temporada en las islas. Vaya mesecito. Me queda tan sólo, agradecer la presencia y el apoyo de los que compartieron más que momentos: todo el colectivo Rascanalgas, Frank, Yanira, Miguel, Montse… y toda la organización del Womad Las Palmas de Gran Canaria 2009. Relacionados. Web // Juanjo Peña Martí .