SOG Cazalumbres

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SOG

Cazalumbres. Autoeditado, 2023.

SOG es un grupo musical de León con una larga trayectoria. Creado en el 1997, y aunque con solo 4 trabajos publicados, en 27 años de carrera —Trisca (2005); 0505 (2007); Sogstonehills (2016); y Cazalumbres (2024) —, es un referente en la música folk actual. Y se debe, principalmente, por la cantidad de actuaciones que han hecho durante todos estos años, en los que, como es evidente, han preferido hacer directos, que meterse en el estudio de grabación.
El proyecto de SOG, nos comentaban, mantiene: «Un repertorio que bebe de los ritmos tradicionales de los más diversos estilos, haciendo que la jota se mezcle con el swing o que los titos bailen al son de rumba. Todo ello, complementado en perfecta armonía con ritmos de darbuka, cajón flamenco y bodhran, que junto a la batería, generan un enorme abanico de posibilidades rítmicas».
Unas palabras que podemos comprobar en su último trabajo, Cazalumbres, aunque da la sensación de que con él han emprendido un camino que les conduce a dar un nuevo enfoque a su carrera. Hay dos razones que nos llevan a pensarlo:
La primera, porque SOG, hasta ese momento, era un grupo eminentemente instrumental —excepto una versión de la famosa, Carolina, en su disco, Trisca; las canciones, La Pluma, y Los hijos del Cacharrero, además de unos coros de fondo en su versión del clásico de Dave Brubeck, Take Five, las tres en 0505; y, Aviados, con la voz invitada de Raúl Bulé, en Sogstonehills; el resto de los temas de estos tres álbumes, los anteriores a Cazalumbres, eran composiciones instrumentales—, mientras que aquí, en seis de los once cortes del CD, interviene la voz, y además con unos textos muy elaborados.
La segunda, porque sin apartarse, ni mucho menos, de su faceta folk, parece que el aspecto más rockero, que ya se vislumbraba en el grupo de forma más o menos implícita en sus trabajos anteriores, va adquiriendo un mayor protagonismo.
yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - SOG CazalumbresActualmente, son ocho los componentes de SOG, y esta amplia formación les permite mostrar, por un lado, la parte melódica del grupo, que nos acerca a la música atlántica, con ascendencia celta muy notoria y que predomina aún más cuando se acercan a la tradición.
Responsables de este primer soporte del trípode donde se sustentan, son, Tomás García (Doma), con gaitas y whistles, que ha compuesto una parte del repertorio del grupo y es autor de la mayoría de las letras; y también Jorge Lera (Fende), otro de los gaiteros de SOG, instrumento que alterna con whistles y arpa de boca. Este veterano sogano —como ellos dicen—, que se acercó al mundo del folk, partiendo, con la dulzaina, de la música tradicional, es, junto a Doma, uno de los fundadores de la banda, y, desde entonces, se ha convertido en una pieza clave, siendo también, además, el compositor de varios de los temas de SOG. Una parte melódica que se complementa con el aire más clásico que proporcionan el violín y la flauta travesera. Celia Llamera, que forma parte de SOG desde hace unos cuantos años, es violinista con estudios clásicos y docente de profesión, aunque, a pesar de ello, mantiene una estrecha relación con la tradición, por su pertenencia al grupo Fraguel Folk, uno de los conjuntos más interesantes de Castilla-León en el ambiente de la música de inspiración celta. A la flauta travesera encontramos a Óscar Vázquez, músico profesional, de formación clásica, que compagina su militancia en SOG con su pasión por el Flutebox —donde se unen los sonidos de la flauta con los del beatbox—,  autor de, Metodo de Flutebox, Vol 1,  primer libro en castellano sobre dicha técnica, un referente para todos los practicantes de ese estilo.
El segundo soporte se apoya en una sección rítmica muy potente, con  Francisco J. Nieto (Igor), a la cabeza; un experimentado percusionista, que en SOG, toca, además de la batería, el bodhram —el tambor de marco, irlandés—, el cajón y el darbuka; y que sigue manteniendo ese contacto con la cultura tradicional de su tierra, dentro del grupo de dulzaineros de León, La Ribera, con los que sigue vinculado. El bajo acústico es el territorio de Daniel Morla, un intérprete con una larga trayectoria musical dentro del rock y del folk de su entorno, que participa en diferentes grupos, entre los que destacan, La Alegría de la Güerta y The Croquet Band. La guitarra está a cargo de Miguel Ángel Marne, que es, a la vez, técnico de sonido profesional. En su estudio, Pinchi Records, es donde se han grabado y mezclado los 2 últimos discos de la banda.
Por último, cierra este apartado rítmico, Lauren Navarro, con la guitarra y el bouzouki. Vuelvo a Lauren Navarro, porque, de hecho, al ser él quien pone la voz en todos los temas con texto, es realmente el tercer pie de ese trípode al que me refería, a caballo, con su voz, entre la sección rítmica y la melódica. Él es también uno de los miembros fundamentales de SOG, no solo como intérprete, sino en su faceta compositiva, ayudado por sus conocimientos que posee de la  armonía y la técnica de diferentes instrumentos.
Cazalumbres, lo definen ellos, tal como narra el texto que figura en el CD, como: “El intercambio del calor del fuego y un plato de comida por el calor de un poco de arte”. Una transacción en especies, añadimos nosotros, que no solo valora lo material, sino aquello tan inmaterial como puede ser la expresión artística, entendida como creación. «Este pacto se está rompiendo, y con ello, el equilibrio. Con un pequeño gesto, se abre un abanico de posibilidades, que nos pueden llevar a la armonía o al caos —explican—. La mariposa, con su leve aleteo es metáfora de todo ello, pero también es símbolo de metamorfosis y cambios. Al igual que el fuego, que en sus primeras manifestaciones era observado por nuestros ancestros como algo destructivo, con su domesticación, nos permitió calentarnos, iluminarnos, cocinar e incluso bailar y cantar a su alrededor. Estas ideas teóricas, están reflejadas en el trabajo gráfico que envuelve este disco, realizado por el artista, Pablo JeJe, y son el hilo conductor de los once temas que lo componen»
El disco lo inician con, La sombra del texu , donde SOG nos hablan de ese tejo milenario que observa atónito como pasa la vida a su alrededor. Ésta es una de las canciones donde se ve esa evolución que decíamos, respecto a sus trabajos anteriores, tanto por la introducción de la voz, por supuesto, como, especialmente, por un acompañamiento rítmico muy contundente.
Le sigue, Sogstonehills, recuperación del título de su anterior disco para dar nombre a este tema, del que nos dicen: «Todas las personas tenemos un lugar o un momento en nuestra vida al que nos gusta regresar de vez en cuando y no nos importaría quedarnos a vivir en él. Ese espacio siempre llevará nuestro nombre». Es una canción de claras influencias del folk, tanto irlandés como del norte América, con esos toques celtas que le dan la flauta, el violín y el whisle, creando unas melodías que en muchos momentos se van uniendo y alternando, conformando así el tema.
En, El último bandolero, nos cuentan: «La historia de Cañueto, convertido en una leyenda real, que cometió la mayoría de sus fechorías por tierras leonesas en la década de los noventa y cuya historia bien merece ser contada en una serie. ¡Ahí queda eso!», rematan.  Es a modo de romance moderno, como, SOG nos explica la historia de ese famoso bandolero de Omaña, que en  busca de una libertad difícil de lograr, tuvo una vida desgraciada, primero, para, luego, llegar a ser, de alguna manera, mitificado. [Cuando escribo estas líneas está en paradero desconocido, buscado por la justicia, pero en este caso, para que cobre una herencia familiar].
«Una manifestación de entusiasmo o asombro por algo. Una excusa para bailar y celebrar». Así nos hablan de, Ordigamus, otro de los temas instrumentales del disco, donde se puede apreciar el dominio musical de cada uno de los miembros de SOG, con sus instrumentos.
De, Kairós, la siguiente canción nos decían: «Es un concepto griego que significa momento adecuado u oportuno. Ese momento en el que algo importante sucede, tal vez, la última oportunidad, ahora, de hacer esa metamorfosis hacia un mundo mejor». Estamos en una sociedad que con su progreso se va destruyendo de alguna forma, nos dice el texto de esta canción, de innegables raíces celtas, entre reflexiones sobre el maltrato que la humanidad le da al planeta.
La sección de ritmo, tanto la batería como el bajo, introducen, La hila. De la que nos explican que a La Hila: «En algunos lugares se le llama Calechoo Filandón. Una tradición de reunirse para hablar, cantar o tocar, en muchas ocasiones en torno a la lumbre. En definitiva, un momento de compartir». Sobre un ritmo sostenido, que ellos van acelerado imperceptiblemente hasta el final, donde esto es más acusado, se van añadiendo los instrumentos melódicos, que van tomando así, diferente protagonismo.
Busanga, es uno de los temas con más contenido social y reivindicativo del disco de SOG. Aquí nos hablan, de forma muy elocuente, de la inmigración, forzada por la codicia y el egoísmo de una sociedad que unicamente busca el beneficio económico, y no el humano. Solo al final del tema vislumbramos un poco de esperanza para estas personas que tanto han de luchar, de forma obligada por las circunstancias, para poder sobrevivir de manera digna. Una triste historia que acompañan con una melodía y unos arreglos que nos transportan a músicas y lugares de otras partes del mundo.
«La pesada puerta chirrió al cerrarse mientras el cazalumbres entraba. Una fría corriente de aire cruzó la sala y por un momento sólo se escuchó el crepitar de la leña en la lumbre. La tabernera apartó un plato más del humeante caldo para ofrecérselo. Mientras él se preparaba para interpretar su repertorio, el frío fue desapareciendo». Así nos introduce SOG, en, La Tabernera y el Cazalumbres, que es quien da nombre al disco. El protagonismo de los instrumentos de viento y la pequeña percusión, refuerzan esta idea de música instrumental de ambiente de taberna.
Uno de los temas más bonitos del disco es, Alquimia. «En la antigüedad los alquimistas mezclaban distintos elementos intentando conseguir oro. La música es otro tipo de oro, inmaterial, pero muy valioso», lo dicen así con sus palabras, pero en el disco lo hacen también con su música. Una bella melodía que, a través de los diferentes instrumentos que van surgiendo uno tras otro, nos transmite esa música aurea de la que nos hablan.
yH5BAEAAAAALAAAAAABAAEAAAIBRAA7 - SOG Cazalumbres1932,  es un tema compuesto anteriormente, pero que ahora han remasterizado para poderlo incluir en Cazalumbres. «Este tema está dedicado a las misiones pedagógicas que recorrieron la España rural de los años treinta. “Una escuela donde no hay libros de matrícula, donde no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas, como en otro tiempo”, escribía Manuel Bartolomé Cossío, en diciembre de 1931», nos explicaban.
Las Misiones Pedagógicas, también conocidas como, Las Escuelas Viajeras,  fue un intento, por parte de la II República, de dignificar una profesión: la de maestro; una necesidad: la de una escuela digna para todos; y una bien común para la convivencia y el desarrollo: el acercamiento de la cultura a las clases más desfavorecidas, especialmente en el medio rural. Fue bajo el impulso de personajes importantes de la cultura del momento, como el pedagogo citado, Manuel Bartolomé Cossío; la filósofa, María Zambrano; el dramaturgo, Alejandro Casona; el cineasta, José Val del Omar; el poeta, Luis Cernuda; el pintor, Ramón Gaya; y el músico, Eduardo Martínez Torner; entre muchos otros, que se pudo hacer llegar, con ellos, a las zonas rurales más deprimidas, los libros, los discos, el cine, la pintura…: La Cultura, en mayúsculas, en este intento de democratizar un país que no había tenido la posibilidad de formarse adecuadamente. Pero  como muchos proyectos impulsados por la II República, para ayudar a los más desfavorecidos, fue truncado por la Dictadura del General Franco.
[En la localidad de Navas del Madroño, en la provincia de Cáceres, existe un interesantísimo Museo que ilustra lo que fueron estas, Escuelas Viajeras, con mucha información y también materiales de la época. Una visita imprescindible para aquél a quien le interese conocer aquella experiencia]
En, La Carva, último tema de su  trabajo, tras un comienzo contundente, con el bajo como protagonista, junto a percusiones e instrumentos de viento, nos arrastran hacia una melodía popular donde nos hablan de la despoblación rural: «Tenemos un amigo que dice que la única puerta que no chirría en su pueblo es la del cementerio. Esta canción habla de la despoblación y de quienes quieren aprovecharse de ella. Pero también es una dedicatoria al respeto por las personas que deciden continuar o emprender su vida en el medio rural. La melodía —continúan— está inspirada en un tema tradicional de la localidad de Sahagún [León], llamado La Tantáriga», explican ellos.

Cazalumbres, de SOG, es un trabajo que une el amor por lo tradicional, una tradición que ellos han ido adaptando no solo a los tiempos, si no a su gusto personal, añadiendo el protagonismo de unas letras, algunas de carácter reivindicativo, junto a otras que nos proponen un retrato de la realidad actual; pero todas con la idea común, aunque desde diversos puntos de vista, de fomentar la cultura y el respeto, en estos tiempos que corren, sin olvidar sus orígenes.

Un disco donde apreciamos una modernización de la tradición y el folclore, que, aunque pueda sorprender en un primer momento, tras escucharlo detenidamente, me ha convencido, no solo por la calidad musical del mismo, sino también por las letras, que nos sitúan en el contexto actual. Solo me queda una duda: si en la trayectoria futura de SOG los platillos de la balanza van a inclinarse más hacia las raíces tradicionales o hacia la reinterpretación que ellos hacen de las mismas. Será el tiempo quién nos lo vaya mostrando. | +INFO| Relacionados|Texto: Federico Francesch |Programa de radio correspondiente  | DESAFINADO | 

 

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