Rita Payes, en concierto
Rita Payés
Los Conciertos de Pedrilla, Cáceres, 12 de julio de 2024
Noche de triple estreno. Inauguración de, Los conciertos de Pedrilla, de 2024. Presentación y venta, a partir de las 00:00 de ese mismo día, tanto en redes como físicamente, de, De Camino al Camino, tercer disco en solitario de Rita Payés. Y primer concierto de presentación de este su nuevo disco. Pocas veces pueden coincidir de esta forma tres situaciones tan interesantes. Si además, y hacemos un pequeño adelanto, el ciclo de, Los conciertos del Pedrilla, se desarrolla en un jardín bonito y agradable, con el público llenando el aforo y, ¡sorpresa!, perfectamente sentado y atento — no como ahora parece que nos quieren imponer en esa moda de aglomeraciones de los macro festivales: ¡Eventos!, los llaman—, se roza la perfección.
De Camino al camino, es un trabajo muy cuidado, hecho con amor; de una calidad excelente; Rita Payés estuvo toda la noche inspiradísima, ganándose inmediatamente al público; los ocho magníficos músicos que la acompañaban —esencialmente los que han intervenido en el disco—, todos ellos con una trayectoria contrastada que iban demostrando en todo momento. El resultado: estar asistiendo a un concierto de aquellos que te hacen amar la música.
Rita Payés ha pasado de estar inmersa entre los grupos de jazz, y bossa nova, principalmente —decía ella—, a hacer sus propias producciones. Después de cursar sus estudios reglados, compaginándolos con los estudios de música, siendo el trombón el instrumento escogido —su instrumento talismán—, entró a formar parte de, Sant Andreu Jazz Band, de Joan Chamorro, en Barcelona, y allí grabó dos discos de presentación —Joan Chamorro presenta a Rita Payés, y Lua Amarela—, con temas estándares y bossa nova; y luego, tanto con la banda completa o con pequeños grupos surgidos de ella, así como con otros artistas de jazz, colaboró en muchos proyectos. Fea así, hasta que le regaló a su madre, Elisabeth Roma, una guitarrista clásica excelente, unas sesiones de grabación, que convirtieron, posteriormente, en un disco de ellas dos solas. Eso dió pie a un segundo, este ya con el contrabajo de, Horacio Fumero, y la percusión de, Juan Rodríguez Berbín—ambos ya con ella desde entonces—, hasta llegar a este, De Camino al Camino, que presentaba en primicia esa noche en la ciudad de Cáceres.
No sé si los espectadores que llenaban las más de setecientas localidades del jardín —el aforo completo—, eran conscientes de que estaban asistiendo a algo único — incluso antes de la presentación oficial en el Festival Grec de Barcelona—. Era el estreno de una gira que los va a llevar a multitud de lugares. Había, por parte de los músicos, un cuidado especial de que todo saliese bien —como pudimos comprobar al tener la suerte de presenciar las pruebas de sonido—. Todo se ajustaba al máximo; se probaban las mezclas de los instrumentos; de las voces; se buscaban las necesarias condiciones de un recinto al aire libre… El concierto no era solo una actuación más, ni siquiera una prueba de los artistas pensando en las actuaciones que iban a venir después; era, como buenos profesionales todos ellos, un estreno en toda regla que querían que quedase lo mejor posible y que llegase al público en las mejores condiciones como demostró éste, con la respuesta que dieron al mismo.
En el concierto se pudo escuchar, prácticamente, la totalidad del trabajo, con algunos temas añadidos, como comentaremos. Después de, Intro, primer tema del disco, del que, nos decía Rita Pagés: «Para mí es como una especie de mantra que me pone en sintonía para todo lo que viene después», interpretaban, Benvingudes [Bienvenidas], la primera canción en catalán de la noche, que interpretaba junto a la totalidad del grupo. Al acabar, después de saludar, explicó el sentido de la canción, de bienvenida no solo a los nuevos habitantes del mundo, sino a las cosas buenas —a veces no tanto—, que éste nos puede dar.
Antes de continuar comentando la actuación, querría nombrar a los magníficos músicos que la acompañaban. Empezaremos por el cuarteto clásico de cuerda, formado por, Paula Sainz y Marina Arrufat, a los violines; Nina Sunyer, a la viola, e Irma Bau, al violoncelo. Siguiendo con las cuerdas, el maestro, Horacio Fumero, con el contrabajo; Pol Batlle, con la guitarra eléctrica y acústica, además de la voz, puntualmente; la citada, Elisabeth Roma, con su guitarra clásica; a las percusiones, Juan Rodríguez Berbín, también productor del disco; y, Rita Payés, con la voz y el trombón de varas.
Tras recibir los aplausos de los asistentes con esta primera intervención —diría yo que en este momento relativamente sorprendidos por lo que oían, puede que distinto a lo esperado, al estar anunciada la artista en el programa, como cantante de bossa nova y ritmos del mundo—, Rita Payes, inmediatamente se ganó al público, con su forma de hablar, sencilla, directa, sin ningún tipo de divismo, pero explicando los temas de forma suficiente, como haría toda la noche.
Llegaba, El Cervatillo, con aires latinos y percusiones muy presentes. Un tema lleno de significado, sobre la búsqueda a la que la vida que nos lleva, De camino al Camino, cantaba — de ahí, el nombre de su trabajo—. Lucimiento, no solo de las percusiones, sino del trombón, de las guitarras y las cuerdas, como iría ocurriendo a lo largo de toda la actuación. Luego, Si entras tú, una preciosa canción de amor —«la única de amor, amor, del disco», nos diría— con esos aires de bolero, imprescindibles para estas ocasiones.
Era el momento de ganarse al publico de forma definitiva, cuando, al explicar que iba a tocar una canción antigua, fuera del disco, dirigió, magníficamente, a los espectadores, en una melodía no exenta de dificultad, que debían interpretar para acompañarla en, Quien lo diría, un tema compuesto junto a su madre, para el segundo disco de ambas, Cómo la piel. Ya se sabe que el músico que hace cantar al público tiene mucho ganado, pero si además lo hace con la sapiencia y la gracia que demostró Rita Pagés, el concierto se convirtió en un éxito seguro, como así fue.
Con, Tantas cosas, explicaba, que era un tema que, casi no llegó a grabar en el disco, decía, porque era una de sus primeras composiciones, pero que, pensó, quedaría muy bonita solo con el cuarteto de cuerda, como así fue.
Tras confesar que, curiosamente, le cuesta mucho escribir en catalán, cantó, No és la llum [No es la luz], con Pol Batlle, señalando que era de las primeras que había hecho en ese idioma.
Protagonismo nuevamente para las cuerdas, con, Se transformará, con un arreglo de Toni Vaquer — curiosamente, el único que no era de ella—. Pero un protagonismo relativo del cuarteto, porque, de hecho, es la canción más cercana al jazz de todo el disco, como fuimos viendo en el transcurso de la misma, y especialmente en el aplaudido solo de Horacio Fumero.
Llegaba, Alma en vilo, una preciosa melodía, compuesta por su hermano Eduald Pagés —al que elogiaba justamente como compositor—,a la que ella junto a Pol Batlle, le puso una letra.
Casi imperceptiblemente, habíamos llegado ya más allá de la mitad del concierto disfrutando con sus músicas. Era el turno de, Loca Mente, un tema que, como indica el título, empieza con unos aires distorsionados, para convertirse en una especie de marcha con aires rancheros, perteneciente también a su disco, Como la Piel.
Explicaba entonces la intrahistoria de, Nana per les mamas [Nana para las mamás], un tema que ella hizo junto a su madre, Elisabeth Roma que junto a Rita Payés, solas en el escenario, con sus guitarras, nos explicaba que, a veces, cuando acuna a sus hijas y las canta nanas, también le gustaría que alguien la acunara a ella y se las cantara. Es éste un tema lleno de sentimiento y de sensibilidad que ellas dos en el escenario, como si estuvieran solas en casa, se ofrecían mutuamente.
Y seguía con madres e hijas, en este caso las suyas, con, Juna, una canción en inglés, dedicada a la mayor, donde, al principio y al final de la misma, se escuchaba grabado el sonido de los corazones de sus hijas.
Íbamos acercándonos al final, al menos al oficial, y lo hacía explicando, La Panadera, un tema que se basa en una canción de Gustavo “Cuchi” Leguizamón, Zamba de Juan Panadero, donde habla de ese personaje, panadero y anarquista, que nunca cerraba sus puertas a nadie, repartía su pan, y ayudaba a todo el mundo. Rita Payés la dedicaba a todos esos “panaderos” que ella ha ido encontrando por la vida y que la han ayudado tanto. Una zamba, donde la percusión, la guitarra y el bajo imponían su ley, mientras las cuerdas les daban el contrapunto. Un tema que alargaron para qué todos los músicos tuvieran sus momentos, como así fue.
Tras hablar de la llegada de su disco ese mismo día, presentaba a los músicos y enfilaba un, Por qué será, este tema que, aparentemente podría ser de amor, pero en el que, nos explicaba, critica a toda esa gente que olvida a los demás, que no contempla su entorno, porque está todo el día pendiente de los móviles y las pantallas.
Acababa aquí oficialmente el concierto, pero tras más de seis minutos de aplausos ininterrumpidos, llegaban los correspondientes bises finales.
Primero, Nunca vas a comprender, ese bonito bolero suyo, que cantaba junto a Elisabeth Roma en, Como la piel, aquí con unos arreglos distintos, dando entrada a las cuerdas y el resto de músicos. Y para acabar, ya definitivamente, la divertida, No digo que no (vaca y pollo), esa alegoría sobre la dicotomía del amor.
Finalizaba así, tras más de hora y media, un concierto en el que el público salía muy satisfecho; compraba los discos que habían anunciado que estaban desde ese día a la venta; y mantenía ese buen sabor de boca que queda, cuando un artista convence en escena con sus temas y sus interpretaciones, en unas condiciones fantásticas de localización —los Jardines de Pedrilla son preciosos —, con el publico perfectamente sentado, y en ambiente ese respeto y silencio absoluto, durante la interpretació de las canciones.
Creo que, Rita Payés, ha dado en el clavo con, De Camino al Camino, tanto respecto al disco, como en la presentación que vimos el otro día. Seguro que en otros escenarios tendrá unas escenografías espectaculares, unos invitados de lujo y unos aforos enormes, pero nosotros pudimos disfrutar de una Rita Payés, junto a sus músicos, de una forma cercana, directa y con un entusiasmo, por parte de ellos, y, también de los espectadores, que recordaremos durante mucho tiempo. +Info | Relacionados | Texto y Fotos: Federico Francesch |Programa de radio correspondiente | DESAFINADO |