Nicholas Payton
Nicholas Payton Quartet
Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Luz de Gas, Barcelona
8 de noviembre de 2008
Dos adjetivos para la propuesta de este trompetista de Nueva Orleans: originalidad y elegancia. Aunque proviene del jazz más clásico (el de Nueva Orleans) su padre es un reconocido bajista y hasta los mismos hermanos Marsalis le han apoyado desde el principio, el planteamiento de show de Nicholas Payton es original, un tipo que con la mano derecha toca la trompeta y con la izquierda se acompaña con el teclado, no es lo más corriente. Empezó con un tema donde también cantó (me recordaba al gran Chet Baker que también combinaba trompeta con aquella voz tan sensual), a lo largo del concierto cuándo necesito el piano se fue hacia él, olvidando su papel de trompetista, y para rizar el rizo, consiguió, con su trompeta, verter el aire puro (sin pistones) sujetándola con la izquierda y con la derecha podía acompañar a Daniel Sadownick que desarrollaba un sinfín de detalles acústicos en su esquina de percusiones. Hablaba de originalidad pensando también en la formación, un batería, Marcus Gilmore, una percusión, un bajo, Vicente Archer y un trompeta no suele ser un cuarteto de lo más estándar, pero claro como comentaba una amiga al salir, era un quinteto disfrazado. Nombraba la elegancia como segundo adjetivo, no solo por el sombreo, el pañuelo en el bolsillo del traje y todo el vestuario de Payton, elegante de caray, sino por la manera de concebir un directo, alternando melodías preciosas donde Archer desde su bajo, con un solo dedo, empezaba una historia minimalista que iba creciendo hacia delicadezas donde estaba presente toda la historia de la música de Nueva Orleans o al menos desde Ellington hasta este trabajo que presentaba, Into the blue Nonesuch records 2008. En temas como Nida o The Crimson Couch, Payton sacaba su sonrisa maliciosa y de repente te caía encima una descarga de funky que te obligaba a moverte de tu asiento. Para terminar un bis con un rap improvisado y un Obama, Obama que dejaban claras sus intenciones. // Candido Querol