Esperanza Spalding
Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona
Auditori, Sant Cugat del Vallés. 11 de noviembre de 2012
Virtuosismo, músicos de élite y buen gusto son las primeras palabras que me vienen a la mente para describir el concierto de Esperanza Spalding. Y no es para menos. La artista es, desde ya un tiempo a ésta parte -y con tan sólo 27 años- un ícono del jazz, un ícono 3.0.
No es la primera vez que la artista pisa tierras catalanas, sino todo lo contrario. Afortunadamente, viene cada vez más seguido. En ésta oportunidad, fue la 44º edición del Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, festival que año tras año expande sus sedes, de modo que ésta vez no quedó otra alternativa que desplazarse hasta Sant Cugat del Vallés. El Auditori fue el lugar asignado para que la contrabajista nos seduzca con la música de Radio Music Society, su tercer disco.
Acompañada de Leo Genovese en piano, Rhodes y teclado, Jeff Lee Johnson en guitarra eléctrica y coros, Lyndon Rochelle en batería y coros, Cris Turne coros, Renato Caranto, saxo alto, Tia Fuller, saxo tenor , Aaron Burnett, saxo tenor , Jeff Galindo, dirección musical y trombón, Corey King en trombón, Igmar Thomas, trompeta y Leala Cyr, en trompeta y coros, supo deleitarnos con una propuesta atípica en lo que respecta al jazz como género. Aunque, a decir verdad, sospechaba que algo por el estilo ocurriría porque sus conciertos suelen ser de lo más vanguardistas y por lo general siempre acontecen cosas, tanto a nivel musical (introduciendo refinadas fusiones dentro del jazz) como a nivel escenográfico, de antemano el concierto se publicitaba con la bella figura de Esperanza sentada sobre un inmenso radiograbador.
A penas siete minutos más tarde de la hora señalada, apareció la banda que inmediatamente quedó relegada a un segundo plano, debido a que un potente haz de luz dirigía la atención hacia el mencionado radiograbador 100% ochentero, el cual simulaba localizar un dial que nos complaciera a todos. Desde las penumbras, eran los músicos quienes ejecutaban las melodías que se intercalaban con lociones radiales y por supuesto con aquel inevitable ruido carrasposo que solíamos escuchar entre dial y dial, ruido que prácticamente ha desaparecido del mapa sonoro con la era digital.
Bajo en mano, por fin apareció Esperanza Spalding que nos adentró al universo de Radio Music Society. Jugó con el público, bailó, nos hizo tararear sus canciones mientras que entre tema y tema y con un simpático “spanglish”, presentaba a su orquesta oficiando también de locutora radial.
Brilló y dejó brillar. Se la veía realmente orgullosa de sus músicos y de ser la artífice de ése climax. Quizá a muchos le hubiera gustado escucharla tocar más tiempo el contrabajo, sin embargo, nada que objetar.
Su voz luce de igual manera acompañada del bajo eléctrico, que también ejecuta con perfección quirúrgica. + Info | María Eugenia Montenegro