Donny McCaslin
Jamboree, Festival de Jazz de Barcelona. 3 de Noviembre 2024.
Hay formas musicales que solo suenan con propiedad a ellas mismas, que tienen un sabor propio, singular y que además, el oido de los mortales puede digerir sin mucho problema, aunque no sin intriga y frescura que cada nota trae consigo. Este es el caso de Donny McCaslin y su cuarteto, que ha vuelto a participar, además de la versión 55, en la actual versión 56 del Festival de Jazz de Barcelona 2024. En su versión 55, se presentaron con casi el mismo formato en el Auditori del Conservatori del Liceu, pero en esta ocasión, haciendo una sesión doble en el Jamboree el pasado domingo 3 de noviembre del 2024. En sus inicios, el cuarteto de McCaslin se componía de Donny McCaslin en el saxofón, Jason Lindner en los teclados y sintetizadores, Tim Lefebvre en el bajo y Mark Guiliana en la batería. El cuarteto ha mantenido su formación excepto por la batería, el año pasado ha venido Antonio Sanchez en vez de Guiliana, y este año, Zach Danziger, McCaslin se ha preocupado cada vez en tener la primera linea de baterías formados en el circuito neoyorquino. Cabe destacar que el cuarteto inicial con Guiliana, ha sido el que, con la misma formación y sin modificaciones, ha grabado el Album Blackstar con David Bowie. La leyenda cuenta que Bowie ha ido a ver a McCaslin y sus secuaces a un Bar de Nueva York, y ha quedado tan impresionado con la formación, que los ha llamado a grabar su último álbum en su integridad. No es poca cosa pensar, que Bowie ha elegido este cuarteto para su último álbum, sabiendo que iba a morir pronto de una enfermedad terminal, es decir, eligió a los músicos que le iban a acompañar en su muerte, en su último intento y su último suspiro musical, estando en casi lo mas alto de su carrera, grabando un álbum tremendamente exitoso, oscuro y original, mientras su cuerpo daba cada vez mas pasos hacia el final de su vida terrenal.
Dentro de la sala Jamboree se ve la suficiente gente como para llenar las butacas, aunque sin estar completamente lleno o con gente de pie, lo que de acuerdo a la descripción anterior, y al calibre de músicos que acompañó esta vez a McCaslin, parece algo curioso. Sin embargo, al público se le vió tremendamente satisfecho y emocionado durante el transcurso de todo el concierto, aplaudiendo y expresando su goce hasta en medio de los temas, y no solo entre un tema y otro. Con esto, el líder del cuarteto se veía bastante conmovido, agradeciendo la recepción de su música en todo momento. Se atrevió a tocar un par de temas que, siendo tan nuevos, aún no tenían nombre, además de los temas de su último álbum I Want More, el cual ellos mismos vendían al término de cada sesión. Los músicos se vieron bastante accesibles al público luego de terminado el concierto, vendiendo y firmando álbumes, así como hablando con el público. La calidad de sonido ha sido excepcionalmente buena, a nivel Jamboree, considerando que Jason Lindner utiliza una gran variedad de sintetizadores y teclados, abarcando toda la gama de sonidos ambientales posibles. Cada tema es un viaje sonoro, una mezcla de Art -Rock, Jazz, y Post-Rock, la originalidad de McCaslin y sus integrantes es la convergencia de diversos ingredientes, estilos y sensaciones que pueden, en ocasiones, ser bastante paradójicas y misteriosas. Cada tema contiene una sensibilidad y una belleza celestial espacial, tanto en lo melódico como armónico, una envoltura sonora hipnotizante, que cuestiona los cánones musicales, la costumbre, la expectativa y los arquetipos estilísticos ya establecidos, esto junto a la expresión de un nivel de insatisfacción, una frustración, un malestar universal que se muestra en forma de protesta sonora, todo envuelto de groove, frases oscuras y repetitivas, que insisten en rebelarse. soportadas por el sostén gutural y efectos desde las profundidades de las cuatro cuerdas de Tim Lefebvre y su conocimiento de las frecuencias del Low-End con tintes de drum n’ bass. El cuarteto de McCaslin es un ejemplo del uso sensato y humano de la tecnología, con esto me refiero a que, a pesar de la cantidad de sintetizadores, efectos en el bajo y en el saxo, da la sensación de que éstos son manualmente modulados por el intérprete, y utilizados en favor de la música, sin mayor automatización, sino que como una herramienta de textura sonora modulada por la mano humana, pasando por el sujeto creador. Si el mundo avanza hacia el mayor uso de la tecnología, mas vale que sea a través de las manos de músicos que las utilicen como una herramienta sonora mas, y que la música nunca deje de pasar por la mano humana, sobretodo en bandas con momentos de improvisación, como lo son el cuarteto de McCaslin. Esperamos que se repita también el próximo año, ya que es música que se refresca y renueva con cada repetición, lejos de ser música de entretenimiento, es música que nos cuestiona y nos desafía como auditores, nos muestra algo completamente propio y nuevo, ultra moderno vanguardista, y que a su vez se presenta como algo digerible y comprensible para quien escucha. Una joya.
+ info | Fotos : Juan Luis Köstner