Alejandro Hurtado y Patricia Guerrero: La guitarra Clásico Flamenca.
Sandaru, SFB El Dorado, 24 del 10 del 2024
Todos sabemos que en el cante siempre está la polémica de los orígenes del flamenco, que si Oriente, que si América, pero y ¿la guitarra? De dónde viene esa magia de la guitarra flamenca. Quiso dedicar El Dorado un par de días a reflexionar sobre el tema. Primero con una conferencia sobre el guitarrista Miguel Llobet, de la mano del músico y escritor José María Mangado, y segundo con este concierto de Alejandro Hurtado (guitarra) y Patricia Guerrero (baile)
Alejandro Hurtado. (San Vicente del Raspeig. Alicante (1994) con treinta años, Hurtado, es una de las figuras más destacadas de la guitarra flamenca actual, en su disco del 2022, Maestros del Arte Clásico Flamenco homenajeaba a dos grandes de la guitarra flamenca; Ramón Montoya y Manolo de Huelva, para la grabación, el mismo Rodrigo de Zayas le prestó la guitarra histórica de Montoya. Porque, como comentaba Hurtado en el concierto, la relación entre Llobet y Montoya es fundamental para entender la evolución de la guitarra en el flamenco.
Fue un concierto, en que cada tema fue explicado por Hurtado, y dudo que nadie en el público se aburriera, era genial, comprobar paso a paso la evolución de la guitarra, disfrutando de un toque preciso y precioso y de paso, cada cierto tiempo, dejarnos embriagar con el baile de Patricia Guerrero. (Granada 1990) otra figura esencial en el flamenco actual, con 34 años además de haber ganado ya en dos ocasiones el Giraldillo de la Bienal de Sevilla, actualmente es también directora del Ballet Flamenco de Andalucía.
Empieza bailando Patricia Guerrero, con un traje blanco de remates rojos combinados con la boina roja (una maravilla de vestuario en las tres intervenciones) y deja que las primeras notas de la soleá de Julián Arcas nos trasladen de golpe a la segunda mitad del siglo XIX, pero con la sonoridad de este 2024. Guerrero, más que bailar, parece sobreponer planos magníficos, es tan interesante el movimiento como las “poses”. Compenetración absoluta entre los dos genios.
Se presenta Hurtado, que se ha quedado solo, y nos explica su interés sobre la obra de figuras como Llobet o Tárrega (discípulo de Arcas) para entender la evolución de la guitarra flamenca.
Aprovechó para presentar el siguiente tema, Gran jota de concierto de Tárrega. Largos desarrollos que se alimentan de sencillas pinceladas de falsetas de la jota que conocemos, descubriendo que los espacios creativos que aporta Hurtado y seguramente Tárrega están por encima de las frases estáticas que identifican a la jota que todos conocemos. Por momentos la guitarra es capaz de conseguir sonar como guitarra y traernos de fondo las percusiones calandinas de Semana Santa.
Siguió Hurtado con dos canciones populares catalanas arregladas por Miguel Llobet; El mestre y El testament d’Amelia. La letra de esta última es bastante conocida y la han cantado desde Serrat hasta Carola Ortíz, fue una buena ocasión para apreciar el lirismo de la composición que algunas veces con la letra queda relegada a segundo plano.
Siguió expresando su admiración por Llobet, tanto como instrumentista, como por su labor de transcriptor, como fue el caso del siguiente tema La maja de Goya del maestro Granados, con arreglos de Llobet. De nuevo la inspiración flamenca de un artista “colándose´” entre los registros de otras músicas.
Y volvía a aparecer Patricia Guerrero, cambio de vestuario, pero sigue la misma belleza de expresión y de movimientos, taconeos certeros que realzan el toque de la guitarra, sonidos ancestrales que adornan los giros más contemporáneos. Guerrero se mueve por el escenario, con la precisión de las grandes figuras de cualquier danza. Bailó la Danza del Molinero de Manuel de Falla, en aquel homenaje que le hizo el maestro a Debussy.
Llegó el momento de esa famosa Rondeña de Montoya que tantos y tantos guitarristas habrán estudiado en sus formaciones. No puedo saber cómo la hubiese tocado Montoya en esta sala, pero me basta con la interpretación que hizo Hurtado. ¡Qué maravilla! De nuevo la guitarra produciendo más de un sonido, claro ejemplo de porque la guitarra se considera instrumento armónico.
Nos “ilustró” sobre la “Leona” guitarra mítica de Montoya, y siguió con la obra del guitarrista madrileño. Ahora con unos tangos y unas granainas, rápidas pero igual de certeras.
Pasamos a otro maestro, menos famoso que Montoya, pero muy interesante, Manolo de Huelva, nos explicó Hurtado, que era un músico muy honesto y en las trascripciones que hacía, en cada falseta que estudiaba, nombraba el autor, para él era muy importante que en su toque, sus maestros persistiesen en el tiempo.
Para que pudiésemos comprobar esa diferencia de toque (hecho para acompañar) nos ofreció unas seguiriyas y unas soleas. Quizás fuesen toques para acompañar, pero en este caso, Hurtado supo, de nuevo, hacernos sentir privilegiados por poder escuchar esa manera de tocar. Explicó a continuación que las falsetas en las bulerías de Manolo de Huelva eran tan famosas en aquella época, que la gente las cantaba como si fueran letras, nos lo demostró con un toque rápido por bulerías, dónde se escuchaban falsetas típicas que se han adaptado a letras de Lorca entre otros (Anda jaleo). Y para cerrar, como no, volvía Patricia Guerrero y clausuraba la noche con el baile por Guajira, una de Emilio Pujol. Salía Guerrero desde una esquina, de espaldas, y los movimientos “cubanos” se modernizaban para poder gozarlos más. Si ya la guajira tiene esa elegancia natural, con el baile de Guerrero quedó resaltada aún más. Lo que hizo Guerrero con ese mantón enorme lo verías mejor en las fotos de Ana Palma. ¡Sobran las palabras! + info | relacionados | fotos: Ana Palma